Buenos días, hoy os ofrecemos otra historia:
Un anciano Maestro de la Sabiduría había abandonado la ciudad y caminaba por unos campos llenos
de cerezos en flor, bastante alejados del núcleo urbano. Las ramas de los cerezos en flor se inclinaban
sobre el camino, y el anciano iba absorto en sus meditaciones.
Angulimal, un bandido famoso en aquella comarca apareció de pronto, dispuesto a robar al anciano.
Al ver que el caminante poseía, como única riqueza, su bastón, su túnica vieja y raída, un pequeño
plato de madera y una cuchara para comer, se enfureció y decidió matarlo. El anciano le dijo:
"Antes de matarme, ayúdame a cumplir mis dos últimos deseos". Y se puso en oración, preparándose
para la muerte.
El bandido Angulimal le dijo, impaciente: "¿Cuál es el primer deseo?"
- "Corta, por favor, una rama en flor de ese cerezo".
Con un golpe de espada el bandido hizo lo que le pedía, arrojando la rama a los pies del anciano que
ya rezaba.
El anciano, levantado lentamente la vista prosiguió:
- "Mi segundo deseo es que ahora vuelvas a poner la rama en el cerezo, para que siga
floreciendo".
- "Debes estar loco, -respondió Angulimal-, si piensas que eso es posible".
- "Al contrario, -dijo el Maestro de la Sabiduría-, el loco eres tú, que te crees poderoso porque
puedes herir y y destruir. Eso es cosa fácil. El verdaderamente poderoso es el que sabe crear, dar
vida y curar".
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