Hoy celebramos en la Iglesia el recuerdo de Teresa Martín que entró en el Convento Carmelita de su ciudad a los 15 años. Nueve años después murió de tuberculosis. En estos pocos años vivió el “caminito de la infancia espiritual”. No se trata de un camino infantil, sino de un camino que exige gran fortaleza. Tuvo que esforzarse contra su terquedad o tozudez, y luchar contra la aridez y la depresión. El suyo fue un camino de los pequeños, los pobres de las bienaventuranzas. Santa Teresita nos muestra lo que Dios puede hacer en nosotros a pesar de nuestras limitaciones humanas, con tal que le dejemos actuar.ORACIÓN:
Padre nuestro que estás en el cielo:
Tu Hijo nos recomienda
tener la actitud de un niño
si deseamos entrar en el reino de los cielos.
Te damos gracias por Santa Teresita,
que vivió generosa y confiadamente
el pequeño camino de las bienaventuranzas.
Ya que tienes preferencia por los niños y los humildes
te pedimos que nos des el corazón de un niño
sencillo, sin pretensiones y receptivo al amor,
que confíe y crea en ti y en la gente,
para que lleguemos a ser sabios con tu sabiduría
y crecer hasta convertirnos en buenas personas. Amén.
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