ES MI HERMANO
Al comenzar el nuevo día, damos
gracias a nuestro Padre por todos
aquellos que caminan a nuestro lado.
Tener un Padre común nos convierte
en hermanos. Los hermanos se cuidan,
se quieren, se acompañan y se
quieren.
Somos familia del mismo Dios. Es una
alegría, una gran suerte, pero también
una gran responsabilidad. Hemos de
sentirnos hermanos de todos, incluso
de quienes no nos caen bien.
Así fue Jesús. Amó a todos
“Jesús, te pedimos que sepamos amar
como tú lo hiciste. Que nos sintamos
hermanos e hijos del mismo Padre.”

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