¿Sabes lo que es la meritocracia? Es lo que hacen muchos continuamente: contar a los demás los méritos que hacen, o destacar todo favor que hacen por los demás. Insisten en que lo han hecho ellos, colocándose así una medalla.
En el evangelio del pasado domingo, precisamente se nos cuenta lo contrario. A partir de una escena de la vida cotidiana de la época de Jesús: donde un criado sirve a su señor, se nos dice: del mismo modo que el sirviente ha hecho lo que tenía que hacer, así nosotros hacemos, como cristianos, aquello que tenemos que hacer. No se trata de que nos quitemos mérito, hacer cosas por los demás y ser bueno tiene su mérito y mucho, pero Jesús no quiere que hagamos las cosas por mérito, sino por fe, por convicción, porque creemos en ellas y no por el premio que pusiésemos recibir.
«En aquel tiempo, los Apóstoles dijeron al Señor:
–Auméntanos la fe.
El Señor contestó:
–Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: «Arráncate de raíz y plántate en el
mar», y os obedecería.
Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor, cuando vuelve del campo, ¿quién
de vosotros le dice: «En seguida, ven y ponte a la mesa?»
¿No le diréis: «Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo; y después comerás y
beberás tú?» ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo
vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid:
«Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.»
No hay comentarios:
Publicar un comentario