LA HORMIGA
Había una vez una hormiga que estaba harta de ser hormiga.
No le gustaba nada: las
normas le parecían muy estrictas, se hartaba de tener que esperar larguísimas colas y
odiaba hacer lo mismo que todo el mundo, siguiendo las órdenes generales.
Ella
quería ser como las mariquitas y los escarabajos, y vivir despreocupadamente.
Y tanto
se esforzó por conseguirlo, que finalmente un día de viento , se agarró a una gran hoja
y se fue volando arriba y arriba.
Cuando estaba muy alto, tanto que ya no se
distinguían los insectos, miró abajo y no pudo creer lo que vio: de entre las hierbas se
alzaba el magnífico hormiguero,
que podía verse a gran distancia.
No había rastro de
nidos de escarabajos, mariquitas ni ningún otro: sólo el hormiguero.
Y la hormiga se dio cuenta de que eran precisamente las normas , el espíritu de
sacrificio, la obediencia y el esfuerzo de todas las hormigas, lo que hacía posible que
su obra conjunta fuera muchísimo mayor que lo nunca pudiera haber conseguido
insecto alguno, y se sintió realmente orgullosa de ser hormiga.
¿Crees que las normas son importantes?
A veces es difícil cumplirlas y cuesta mucho
esfuerzo.
¿Qué es lo que más te cuesta cumplir?
¿Qué puedes hacer para que sea más fácil?
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