MIRA HACIA ARRIBA
Ya estamos en Febrero, ¿Se te está pasando rápido el tiempo? Supongo que sí.
Te propongo hoy en
este comienzo de la jornada un experimento. Si quieres, lo puedes realizar tú mismo, aunque algunas
cosas son difíciles de conseguir.
Si colocas un halcón en un cercado de un metro cuadrado enteramente abierto por arriba, el ave, a
pesar de su habilidad para el vuelo, será un prisionero que no saldrá jamás.
La razón es que un halcón
siempre comienza su vuelo con una pequeña carrera en tierra. Sin espacio para correr ni siquiera
intentará volar y permanecerá prisionero por el resto de su vida, en esa pequeña jaula sin techo.
El murciélago, notablemente ágil en el aire, no puede salir de un lugar nivelado. Si fuera colocado en
un piso completamente plano todo lo que conseguirá hacer es andar de forma confusa y dolorosa,
buscando alguna ligera elevación desde donde pueda lanzarse y volar.
Un zángano de abeja, si cae dentro de un frasco abierto, permanecerá allí hasta morir o hasta que lo
saquen. No puede ver la salida en lo alto, por eso, insiste en intentar salir por los lados cercanos al
fondo. Procurará encontrar una forma de escapar donde no existe ninguna, hasta que se destruya
completamente de tanto golpearse contra el fondo o la pared del frasco.
Existen personas que actúan como los halcones, los murciélagos o los zánganos: se estrellan
obstinadamente contra los obstáculos, sin percibir que la salida está muy cerca, justo encima de ellos.
Si en algún momento de tu vida llegaras a encontrarte como un halcón, un murciélago o un zángano,
cercado de problemas por todos lados... mira hacia arriba,
¡Y allí estará Dios para ayudarte…quizá tras el consejo de tus padres, o de un amigo o, quién sabe, de
un profesor
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